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ENTREVISTA. Oscar Edelstein, compositor, músico, innovador
“No sirvo para funcionar como maestro estatua”
Se define como un “musócrata”. Y asegura que la música “puede modificar la realidad humana”, y que “los Estados y sus gobiernos tendrían que considerar al arte musical como a una nueva herramienta esencial para la invención de sociedades mas trabajadoras e interesantes, y sobretodo, con otros valores espirituales”.
Martes 17 de Diciembre de 2013 Hs.
Para el artista, “el código musical requiere de revisiones constantes cuando uno tiene ideas nuevas”.
Como a tantos entrerrianos más, la necesidad de responder a preguntas esenciales lo indujo a alejarse de su tierra natal. Sin embargo Oscar Edelstein está retornando siempre a Entre Ríos, lugar al que siente cada vez más cercano. Pese a que su condición de compositor innovador y vanguardista lo lleven a moverse por el planeta para presentar sus teorías y sus obras. De la India a Suecia, de Holanda a Brasil, Edelstein ha transitado desde Paraná, donde transcurrió su infancia y adolescencia, por los caminos del mundo. De regreso del Encuentro Argentino de Improvisación y Composición Musical en San Juan –que lo tuvo como uno de los referentes principales y contó con la participación de artistas de todo el país- y mientras prepara el estreno de sus obras con la Filarmónica de Londres, en 2014, este entrerriano del mundo - profesor titular de composición en la carrera de composición de la Universidad nacional de Quilmes- accedió al dialogo con EL DIARIO. Y fiel a su estilo y sus convicciones, se manifiesta sin medias tintas.
–¿Cuál es la apuesta estética que planteas en lo más reciente de tu trabajo en relación al universo de la música y la composición?
–Después de un año y meses de trabajo “hacia adentro” he encontrado nuevas condiciones y procesos de mis propias ideas y técnicas que me entusiasman. Gran parte de ellos aparecieron en la última obra que compuse para la Filarmónica de Londres y el grupo de percusionistas suecos, Kroumata: El Sonido Anterior al Universo. La obra es misteriosa aún para mí, y extensa, al menos dentro de lo que he escrito para orquestas grandes. Desde el tipo de notación que elegí para algunas secciones -con símbolos y esquemas tridimensionales- pero, sobretodo, por el uso de un tipo de movilidad tímbrico-rítmico- espacial que me hizo repensar mis propios sistemas de uso de la perspectiva en música, como así también revisar algunos conceptos fuertes que la afectan: densidad, tiempo, métricas discontínuas, diferentes conectores instrumentales o el volumen sonoro. Estas técnicas influyen directamente en la forma en como el espacio musical se construye y muestra en la totalidad de la obra. Es una pieza que trabaja sobre varias novedades teóricas. Las imágenes musicales que expongo en ella están por fuera de lo que podemos considerar como imágenes acústicas corrientes y por suerte, lejos también de la topología imaginaria de mis últimas obras. Me encontré con un tipo de texturas, de transparencias armónicas, que disuelven las geometrías tradicionales.
La notación en música es otro gran instrumento, una herramienta que debe estar al servicio de la idea. El código musical requiere de revisiones constantes cuando uno tiene ideas nuevas. Lo interesante es que cuando estos signos se instalan ya como dispositivos simbólicos, te permiten otras operaciones, como si pensaras en una rueda sin ejes: ese elemento único y en apariencia mínimo, te permite imaginar y crear movimientos que antes resultaban imposibles. La mecánica no-clásica, como las matemáticas o la física actual, te dan esa posibilidad que empuja la imaginación, del mismo modo que la poesía renueva el repertorio de imágenes mentales y desde allí, puede reorientar el deseo. El concepto de distancia interválica asociada a la creación de perspectiva en el espacio, puesto en signos y símbolos, son nuevos conceptos que vengo trabajando en mi programa (el Teatro acústico) desde hace mas de una década y que poco a poco van dando resultados concretos. Como ocurre con el cambio de las unidades de medida o los patrones de distancia, son todos objetos y herramientas que necesitan de tiempo para su puesta a punto, hay que probarlos, pero luego de eso, pueden cambiar los métodos y sistemas asociados, y desde allí, cambian las disciplinas y las costumbres.
–¿En lo personal cómo transitás tu presente? ¿Cuáles son tus proyectos más inmediatos?
–Luego de una obra como la que escribí, quedo tranquilo, tal vez excesivamente tranquilo, necesito descansar de mis imágenes musicales y entro así en una etapa más introspectiva, menos ansiosa. Por lo general estos períodos son los más productivos. Parece paradójico, pero así funciono.
Así comencé a trabajar en varias piezas nuevas: La Carta Imaginaria, que será una obra con estreno fijado para abril de 2014 y que tiene características perfomáticas e improvisatorias, con algunos toques teatrales - absurdos- sobre textos que resumen mi pensamiento alrededor del tema de la comunicación, cada día mas conflictivo: todo el mundo en apariencia muy conectado y paradójicamente cada vez mas solitarios, o aislados. La obra trae también una reflexión sobre el destino y el deseo, dos temas que puedo ligar en mi música a lo escrito y lo no-escrito.
También estoy entrando en los preparativos para la presentación mundial de otra obra también de orquesta pero dividida por sectores, que utiliza a pleno el sistema de los cristales sónicos, el proyecto que junto al físico y artista Manuel Eguía venimos desarrollando en el marco de mi programa, y sobre lo que se ha escrito bastante, pero mas se escribirá de ahora en adelante.
Mientras tanto vuelvo a mi piano, la vuelta al piano es como recuperar el cuerpo, lo físico, que un poco se pierde con todo el proceso abstracto que implica el encarar obras largas, escritas para una orquesta. Esa felicidad de tocar, ya sin pensar en nada, es única. Pero yo necesito llegar ahí en el abandono de la angustia del pensar. Al fin, la imaginación extrema ocurre entre la percepción y el pensamiento, que es otra forma de la memoria.
LO QUE ADVIENE
–¿Qué bandas, grupos o artistas han despertado tu interés en los últimos años?
–Son muchos y sería imposible nombrar a todos. Pero pensando mucho en esta pregunta, creo que no existe hoy una producción privada más o menos difundida que me importe mucho, es francamente poco lo que desde allí se hace hoy de novedoso. La gran diferencia la continúan haciendo los Estados o las instituciones, tanto en el mundo como acá, a través de la inversión en investigación, ciencia y arte. Por esa inversión, que (atención) sigue siendo mínima, contamos hoy con una mayor cantidad de producción alrededor de algunas de las mas importantes universidades nacionales, la mayoría en los grandes centros urbanos. Hay grupos, ensambles o creadores que están realizando una actividad creciente y sostenida, muchos de ellos conectados con la secretaría de cultura de la nación o el fondo nacional de las artes. Tal vez no se ha logrado aún articular bien toda esa producción con el público corriente, pero hay mucho para escuchar y observar allí. En esto no hay milagros, el Estado ha invertido algún dinero para investigación y producción artística y eso se hace notar, mas en un país como el nuestro en donde los artistas y científicos venimos muy acostumbrados a producir con muy poco estímulo. Se verá con el tiempo si toda esta producción artística y científica es capaz de establecer una nueva relación con las personas del público corriente.
También escucho música de gente muy joven de edad en mi tarea como profesor titular de composición en la carrera de composición de la Universidad nacional de Quilmes, realmente en los últimos años nuestra carrera ha avanzado mucho y ahora es un verdadero centro emisor internacional, con cerca de cuatro generaciones trabajando en simultáneo. Viajo mucho también, invitado a dar conciertos o clases en diferentes teatros o centros académicos de Europa, o como en febrero del 2014 que iré a Australia para montar una obra allí, estoy en contacto con lo que hacen hoy los más jóvenes de cuerpo y edad, que no siempre son los mas jóvenes de ideas. Es que ‘ser joven, lleva mucho tiempo’, como dijo Picaso.
–¿Qué opinás de la industria musical actual?
–Hoy se habla de industrias culturales en oposición a lo que antes era sólo industria, se verifica que los países pueden producir bienes culturales y que éstos requieren de apoyo, becas, subsidios, de planes tácticos y sobretodo, estratégicos. A nivel nacional veo que se ha avanzado mucho en este sentido, pero es evidente que ahí, en donde hay producción concreta de beneficios económicos hay disputas serias, la música es una de las industrias -junto a las armas, la medicina legal o ilegal, o las religiones, por citar apenas algunos ejemplos.- que mas bienes de consumo produce. Es lógico que cada vez que aparecen proyectos y planes para hacerse cargo de estos asuntos aparecen también los problemas, se afectan intereses privados y éstos se defienden, no siempre de forma elegante. Estamos por promover desde mi programa, y en la Universidad de Quilmes, una reunión nacional para pensar alrededor de estos asuntos, es fundamental que los artistas y productores de cultura entiendan lo que está en juego a cada paso. Veo que por primera vez en mucho tiempo hay personas desde secretarías e instituciones del estado que han incorporado estos temas a su agenda diaria, y eso es alentador. El único que puede garantizar el acceso y la máxima libertad creativa a esos bienes profundos, es el estado, un estado tan fuerte como sea necesario (la frase es usada por el socialismo chileno o uruguayo) pero generoso, libre y amplio de criterios, que pueda entrar en diálogo con otros actores.
Como ocurre con otras artes, la industria del entretenimiento, el espectáculo o la “media” han ido tratando de cambiar los ejes de discusión sobre usos, modas y costumbres , han modificado el sentido de las palabras y trastocado las imágenes acústicas llegando hasta torcer los sentidos y significados de muchas imágenes mentales.
Un ejemplo que viene de la época de las dictaduras militares: en los duelos nacionales se pasaba en todas las radios y televisiones, en cadena nacional, música clásica o religiosa. Puede parecer un hecho irrelevante, sin embargo se ha demostrado que esas transmisiones, en donde los colores y armonías clásicas quedaron encadenadas a lo funesto, o en el mejor de los casos a lo “trascendente” pero entendido siempre desde lo mortuorio, no ha sido inocuo, ni ingenuo. El timbre musical, el color, es algo relativamente sencillo de manipular para producir asociaciones directas, ya sea con imágenes visuales o sin ellas, eso que tiene un uso explícito en la publicidad, se usa también para generar dispositivos de dominio de los campos de atención y de moda, en donde se incorporan o marginan las ideas que se necesiten. Como resulta en el caso de los dispositivos de control social implementados bajo tipos muy específicos de relación entre música e imagen. Lo clásico, entonces, pero también derivando, lo serio, lo profundo (y la tristeza lo es) quedó vinculado a lo muerto, de la misma forma que el rock o el pop internacional mueven sus imágenes para construir “ganadores vivos”, atractivos, símbolos sexuales o pseudo-modernos.
–¿Cuál es el rol de los creadores?
–La tarea de los artistas hoy, como siempre, es batallar creando y produciendo, para lograr otras, nuevas asociaciones, mas felices e inteligentes.
Yo creo que la producción musical de avanzada requiere de apoyos sostenidos pero que los creadores involucrados deben trabajar para acercarse cada vez mas a las personas de calle, a recuperar el interés del público, a rescatarlo en algunos casos, también, ¿por qué no? de mucha bobada impuesta. No digo disfrazarse de fantasmitas o vestirse de gauchos, pero si considerar que revertir los procesos a los cuales han sometido a las sociedades requiere de mucha actividad razonada, observadora y consciente.
El único que puede garantizar el acceso y la máxima libertad creativa a esos bienes profundos, es el estado, un estado “tan fuerte como sea necesario” (la frase es usada por el socialismo chileno o uruguayo) pero generoso, libre y amplio de criterios, que pueda entrar en diálogo con los otros actores. Pero cuidado también con lo que se llama la “desidia socialista”, ojo con generar entes pesados o ineptos que no se mueven porque tienen el pan asegurado, es preciso que en todos los niveles de la burocracia oficial se recuperen las formas mas veloces posibles, atómicas, te diría.
–¿Qué opinás del panorama –en cuanto a novedades- de la música popular en el país?
–Desde hace tiempo que la música popular registra avances que ya no permiten pensarla como antes, por supuesto que me interesa la música popular de avanzada, no la que se denomina a veces como popular y es sólo producción masiva, esa que marca el paso de una sociedad a la que buscan adormecer, o aturdir, en ese sentido creo que como ocurre con el comic o en el cine, las altas y bajas dependen de la inteligencia o la imaginación en juego y ya no de estilos o géneros. Tengo contacto con músicos muy populares, con los cuales dialogo, toco y hacemos planes estratégicos en conjunto; aprendo mucho de ellos como también aprendo de mis estudiantes. Veo que, como desde hace tiempo ya ocurre en Brasil o en Méjico, al fin en Argentina también estamos barriendo esos bordes.
–¿Hay alguna iniciativa o propuesta por la celebración del Bicentenario de Paraná?
–Ugh, sí. Como muchas otras veces tuve algunas reuniones y conversamos sobre proyectos que yo mismo presenté. Todos ellos fueron considerados como “muy interesantes”, pero al fin la cosa terminó entrando en un terreno confuso pues se han producido cambios de personas en las secretarías o subsecretarías a cargo y no tengo idea ya sobre cómo puede seguir, al menos nadie habló conmigo hasta hoy para decirme algo al respecto. Yo he manifestado desde siempre mi interés en trabajar para mi provincia, para mi ciudad, lamentablemente debo decir que nunca ha sido sencillo. Me han hecho, sí, homenajes y he tenido algún tipo de reconocimiento formal, pero eso no genera nada, no cambia nada, yo no funciono bien como un “alma de cocktail” (es el título de una canción irónica que escribí allá en los 70 y pico, sobre las personas que se dejan agasajar o someter en cocktailes o brindis). Prefiero trabajar y dar lo mejor de mi a otras generaciones, no sirvo para funcionar como maestro estatua, soy un artista activo y podría mover mucho si me dieran alguna posibilidad o se consiguieran interlocutores burocráticos mas preparados y dispuestos. Desde la sociedad “civil” muchos amigos, colegas, cercanos, gran cantidad de artistas o músicos, siempre me reclaman que “haga mas cosas ¿..? para Paraná, mi ciudad” pero puedo asegurarles que no es por mi responsabilidad que eso no ocurra. Una provincia como Entre Ríos, o una ciudad como Paraná, con ese teatro, con tantos músicos importantes, con universidad, escuelas, orquesta, y con el potencial artístico humano que tiene, debería ser hoy un emisor mas potente, incluso a nivel internacional. Se hacen cosas, claro, en todas partes se hacen, pero el tema fundamental es que difundir no es lo mismo que crear condiciones o producir, y hace falta trabajar en esto, que es la primera y fundamental parte de toda la cadena.
–¿Cuál es tu definición íntima, personal, de la palabra ‘música’?
–Soy un musócrata, lo digo desde siempre, creo con firmeza que la música puede modificar la realidad humana, que los estados y sus gobiernos tendrían que considerar al arte musical como a una nueva herramienta esencial para la invención de sociedades mas trabajadoras e interesantes, y sobre todo, con otros valores espirituales.
Industria musical
–¿Cuál es tu opinión sobre el panorama actual de la industria musical en el país? ¿Pensás que los músicos jóvenes tienen más oportunidades, más puertas abiertas que cuando te tocó a vos ‘poner la rueda en marcha’?
–Desde ya. Hemos creado centros de investigación, instituciones, carreras, hemos fundado revistas, publicado libros, grabado y publicado innumerable cantidad de obras, etc. Gran parte de esto antes no existía, hay una historia ya de donde los más jóvenes, que son recienvenidos pueden tomarse. Es una historia pequeña, circunscripta, de pueblo chico, no somos Alemania, ni Inglaterra, pero ya podemos pensarnos como auto-suficientes. El tema es que no dejen de recorrer lo que se tiene, que no se pierdan en reinventar cada vez la pólvora.
–Entre otras cosas, para esto que comentas han generado el Encuentro Argentino de Improvisación y Composición Musical
–Para mi ha sido muy importante lo que ocurrió en el primer Encuentro Argentino de Improvisación y Composición Musical organizado por el Fondo Nacional de las Artes (FNA); allí, con Marcelo Moguilevsky -quien fue el motor de esta fantástica idea desde el FNA, y junto a Ernesto Jodos y Nora Sarmoria, recibimos mas de 400 propuestas de todo el país, que cubrían prácticamente todos los estilos y géneros musicales, así que pudimos armarnos un mapa bastante realista sobre como la cosa está funcionando.
En un país sin estructura de lealtades, sean éstas culturales o de las otras, generar un movimiento, una escuela de pensamiento y de acción en arte, es sin dudas un orgullo. Mas aún, cuando hay un libre juego de tendencias.
Creación
–¿Qué cosas te inspiran? ¿Tenés un método para componer? ¿sos sistemático en cuanto al ritmo de trabajo?
–Sí, trabajo día por día y a horas regulares, creo cada vez mas en la disciplina interna y en el estar ahí para cuando el asunto ocurre, no hay magia en eso. La disciplina y la constancia, como la valentía, son básicas en el arte. Es mas, antes creía mucho en el talento personal, pero enseñando desde hace mas de 30 años puedo decir que me ha sorprendido infinitamente mas lo que logra el trabajo, la constancia o la valentía, que cualquier otro talento.
Y lo que mas me inspira es volver cada tanto a la intemperie, ese enorme sensación que me produce el sentir que aún no he aprendido nada y que todo está por venir, ese aroma de futuro que me da la intemperie sin fin , me alegra y alarga la vida, bien lo sé.
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Para Edelstein, la música es una nueva herramienta “esencial para la invención de sociedades más trabajadoras e interesantes, y sobre todo, con otros valores espirituales”.